Días de Muerte

Cuantas veces los seres humanos hemos tenido días en que todo lo que hacemos no vale para nada o sencillamente todo nos sale al revés de como lo teníamos planeado.

Lo realmente jodido es darse cuenta uno que la culpa de estas situaciones no la tiene ni los factores externos que nos rodean ni los entes que nos influencian a lo largo de la vida rutinaria.

Somos nosotros mismos.

Cuando un hecho distorsiona negativamente nuestra realidad, la mente comienza a procesar todo lo demás de forma distinta. Nuestra sangre se altera, las emociones cambian y la capacidad de concentración se ve mermada así como el ímpetu de conseguir ciertos objetivos se ve intensificado pasando por alto detalles necesarios para alcanzarlo.

Con esto nace lo que conocemos vulgarmente como los "días de mierda".

Las reacciones más comunes son la extinción de la paciencia, enfado generalizado contra todo lo que se nos cruza en el camino, desahogo inmediato contra objetos materiales rompiéndolos o insultando a otras personas por milimalias carentes de importancia  para terminar con un sentimiento intrínseco de desconfianza con uno mismo.

Pocas soluciones son viables para solucionar este estado, si entrenas tu capacidad emocional, cosas como estas surgen cada vez menos. Sin embargo el núcleo del problema se encuentra en el pasado. El fruto de una serie de erróneas decisiones y la falsa auto-confianza también derivan en este síndrome.
Por lo tanto la mejor manera de combatirlo es ser siempre fiel a nuestra capacidad racional que nos dicta lo mejor que debemos hacer en cada caso haciéndole caso omiso a la parte emocional que siempre nos tirará hacia lo más placentero y bello que en el momento se nos presenta.

Si todo eso lo hemos omitido y nos encontramos dentro de una situación de iguales proporciones, os aconsejo cerraros en vosotros mismos, suspirar, dejar que nuestra mente racional nos aconseje y hacer algo tranquilo que esté exento de rasgos tales como competitividad, estrés, presión psicológica o cualquier cosa que suponga un cansancio o golpe para la mente.