miércoles, 20 de abril de 2011

El nuevo anarquismo.



Durante largo tiempo un sueño me ha taladrado el cerebro y ha transformado mi concepción de interpretar el mundo que me rodea. Un sueño enriquecedor y portador de una esperanza sin igual, capaz de mover montañas con un dedo si tornase a forma humanoide.

Un sueño donde mi cara es una máscara metálica con las formas de un "akuma" (demonio en la lengua japonesa) que se mofa de la vida. Mi cuerpo está vestido con una túnica de cuero negra, la capucha que refleja los rayos de la luna cubre parcialmente mi cabeza, dejando solo a la vista la máscara y el proyecto de una melena canosa. Me encuentro en la azotea de un edificio, bajo una noche libre de impurezas y observo mis manos, recubiertas con unos guantes del mismo cuero, y entiendo quien soy.

El Mundo me conoce como "S" y poseo un poder extraordinario, el poder de hacer lo que desee en realidad a cambio de tener capacidad de voluntad. Mis allegados son visitados por mi nueva presencia en las frías noches, los interrogo y les ofrezco singulares poderes, basados en sus héroes más respetados.

Todos aceptan y se convierten en mi legión. Huimos de nuestros pasados, rechazamos nuestras banderas, somos una organización sin localización ni escrúpulos que vende sus servicios al mejor postor. Recreamos el sueño de Big Boss, "Outer Heaven", pero a mi estilo y forma de ver las cosas.

El mundo no me interesa, el dinero no tiene importancia y los placeres humanos dejan de ser atractivos. Tan solo pervive el deseo de ser reconocido, de mostrar mi poder al mundo y ser respetado como aquel que se ha evadido de las redes de la sociedad moderna para formar su propio estado donde las libertades del propio individuo están por encima de todo, la muerte es un derecho, el materialismo no tiene mérito y la mente no puede obrar fuera de la justicia.

Mi influencia se extiende más allá de la Tierra, acapara la atención de razas ajenas al Sistema Solar e intentan invadirnos, todo por miedo a que nos convirtamos en una forma de vida superior a ellas.

Luchamos, nos esforzamos y sacrificamos. Aquellas emociones que creíamos inferiores a nuestra nueva condición emergen mostrando la asquerosa genética humana. Empezamos a creer que nuestra utopía puede destruirse, el miedo nos hace temblar como vulgares niños.

Pero a pesar de todo, el sentimiento de unión prevalece, nos creemos uno solo. Ese único no es más que Dios, una energía que aparece en las peores situaciones y que nosotros somos dueña. Las lágrimas corren por nuestras mejillas, las heridas sangran, nuestras gargantas están afónicas por los gritos de guerra y todos confían en mí. Me están prestando dejando su bien más preciado, su vida en mis manos, quieren que yo les salve, quieren que todo aquello que les he mostrado ahora cumpla su cometido.

Y así se hará, aunque sea un Dios, vilo por los míos. Su sufrimiento me entristece, acepto las emociones y dejo que ellas me inunden mi espíritu. Ahora poseo la fuerza más importante del universo y nada puede pararme, nunca, ni tan siquiera en mi vida real donde no soy más que un trozo de carne con un cerebro al que se le da uso, he estado tan seguro de la hazaña que iba a emprender.

En un ataque desesperado, donde el pasado, presente y futuro de todas aquellas personas que merecen vivir se concentra en su máxima expresión, impacta contra la oscuridad. La ha roto, la luz corrompe ahora sus entrañas y se disuelve.

Un dios ha vencido a otro que su poder era tal que su misma presencia era incomprensible para los seres inteligentes. Con esta nueva experiencia estoy dispuesto a forjar un futuro diferente al de mis antiguos pensamientos, lucharé por un mundo libre y más justo, donde la felicidad es un derecho legítimo del ser humano y las necesidades quedarán relegadas a la dimensión del anterior humano imperfecto.


Una fantasía como otra cualquiera, con su fundamento y sus bases, pero que a pesar de poseer la característica típica de la irrealidad de las fantasías, la fuerza que da al que la imagina en sus corazones es tan real como que mis dedos ahora mismo están escribiendo esto.

4 comentarios:

  1. La genética tiene poco o nada que ver con las emociones, es culpa del ambiente más que de otra cosa que las emociones sean lo que son y tengan la importancia que se les da.

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  2. Los rasgos de la personalidad que se heredan, aun cuando el hijo no tiene contacto con sus progenitores, no están vinculados a la génetica?

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  3. Si el hijo no está vinculado a sus progenitores no tendrá los rasgos de personalidad que ellos tienen. Lo único que podría heredarse sería la irascibilidad porque está ligada a la cantidad de testosterona, pero no tiene que ver con el caracter, es algo fisiológico que afecta al comportamiento.

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  4. Ya que estamos con lo de la genetica analizame este video, donde hacen alusiones constantes sobre experimentos geneticos que segun parecen son viables de aplicarse en la realidad

    http://www.youtube.com/watch?v=HrBmB0EFRg0&feature=related

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