domingo, 24 de abril de 2011

Skyline Chronicles - 1º Parte




18/356/9889 - Diario del Capitán (pag: 01) - Tesis sobre el planeta Tierra {Prólogo}



En una galaxia lejana creen que la vida es una gota que se desprende de una deidad y que va madurando conforme se acerca al suelo, su destino, para chocar contra él desparramándose y dejar una huella en la historia que se extiende hasta el fin de los tiempos, donde se secará sin dejar constancia de que estuvo ahí, retornando a donde pertenece para repetir el ciclo.

Sin embargo en una de mis observaciones encontré un cuerpo celeste que mostraba un desequilibrio. Los entes a los que daba luz nacían infectados de una semilla conocida como "Odio" que se acentuaba conforme iban creciendo. Esta semilla germinaba en unas raíces de cólera y corrupción motivada por minimalias que terminaban por destruir aquello que el ser creía que le lastimaba o le provocaba un mal estar a las sensaciones formadas por su cerebro.

Las raíces del odio atravesaron la carne de los cuerpos para introducirse en la tierra del planeta, infectándolo con la misma peste. El propio espíritu se vio afectado alimentando las miradas provocadoras de sus hijos...

Se me ha encomendado la misión de explorar ese planeta y descubrir la razón de tales hechos, pero temo que mi alma acabe podrida. 

¿Qué sucederá si regreso con mis seres queridos y les contagio esta vil desgracia?




Apuntes - Esperando a los espectros de Sangre 


{Día 01 - LLegada}

La atmósfera ha sido atravesada al fin. 

Mi transporte logra aterrizar sobre una superficie arenosa donde el viento transporta las penas de la vida y da forma a grandiosas dunas de olvido. Todo apunta que estamos en el desierto del planeta, el corazón de la Tierra donde mi investigación tendrá su cometido.

{Día 06 - Primeros contactos con la corteza terrestre}

Siento calor, el tacto suave de una arena que transmite la fiereza de un chacal y respiro la brisa envenenada con los brazos alzados. Los escalofríos invaden mi cuerpo y las mas viles intenciones del oscuro comienzan a parecerme interesantes, tal como temía, el mero contacto con la esencia total del cuerpo celeste me ha contaminado como a todos sus vástagos.

Sin embargo conservo la suficiente cordura para escribir y completar mi estudio, lo terminaré pues mi determinación y mi orgullo no me dejarán doblegarme a los placeres inexistentes de la enfermedad. 

{Día - 20}

Mientras escribo este comienzo diviso algo por la ventana de mi camarote, un espectro negro como el fondo de una cueva se desplaza a una velocidad majestuosa por el ondulado desierto. Un artefacto emerge en una de sus apenas visibles extremidades y este comienza a iluminarse con intenciones peligrosas. Anonadado me quedó y incapaz soy de moverme, estoy entrando en contacto con uno de los monstruos corruptos de la Tierra y esa es mi débil reacción.

Un impacto de un objeto desconocido destroza parte de mi nave, cables y trozos de metal caen sobre mi cabeza rasgándome y haciéndome daño, pero sigo sin ser capaz de moverme. 

{Día 21}

Lo que estés ahora leyendo está escrito con mi sangre, como dije nada evitará que termine de escribir y siendo consciente de que mi misión va a fracasar por no saber afrontar un peligro imprevisto, al menos quedaré contento sabiendo que este mensaje se guardará en las ondas infinitas del espacio y acabará en tus manos.

Espero que esto sirva de premisa para estudios futuros, quizás tengan más suerte los siguientes.

Ya no tengo energía para seguir consciente... Un final extraño pero aceptable... Hasta nunca...

Te quiero Enamy...

[Final de la transmisión] [Decodificación de Datos] [Creando copia de salvado en la unidad principal]
[Código de Salvado = XE320578-MI00]


¿Qué querrá decir este mensaje? ¿Qué demonios ha ocurrido? ¿Por qué?

¿Por qué?....

La sangre se altera, la piel se encarna y la mirada de una joven comienza a nublarse por la inminente caída de lágrimas.





Espectros de Sangre

Ayer mi vida se rompió en mil pedazos cuando el Laptop de mi compartimento avisó de la llegada de un nuevo mensaje, el diario terrícola de Pentz.

Tirada en la cama, todo un día con mis ojos ya secos. Sin proseguir con mi investigación en la Estación del Banaap, mis ayudantes están preocupados pero no tengo fuerzas siquiera para recibirles y contarles lo que ha pasado.

Se supone que los nuevos minerales descubiertos en el planeta Szu iban a resultar la clave para mi experimento, la creación de un tejido neuronal capaz de desencriptar las lenguas de las razas de esta galaxia.
Los minerales contienen residuos de los seres vivos de hace más de mil millones de años que habitaron este mar de estrellas, de ellos conseguimos extraer pequeños datos de ADN moldeables, todo un gran avance sin duda.

- ¿Ette kuros deme nya?

Algo me ha susurrado al oído, unas palabras que no comprendo.
Me giro y me levanto de la cama, observo a mi alrededor pero no hay nada alterado en la habitación. Pero esas extrañas palabras vuelven a repetirse.

Ante mi, unos ojos granates se materializan y me gritan:

- ¡KAIM!

Enamy desaparece del lugar sin dejar rastro, al fondo se escuchan disparos y el olor a sangre invade los laberintos de la estación espacial.





Espectros de Sangre (2)

El sonido del choque de un elemento caído contra una superficie líquida, sumergiéndose y burbujeando, es lo único que fui capaz de percibir...

Abrí los ojos y me encontré dando vueltas sinuosamente mientras era víctima del empuje de las corrientes voraces.
Mi cuerpo no responde y sin preguntarme por qué estoy respirando bajo un agua cristalina.

¿Cómo he llegado aquí?

Parece como si mi repentina depresión por la muerte inexplicable de Pentz se haya materializado y destrozase mi alrededor...

Estoy pérdida en un mar inifinito

Yumo estaba recargando su rifle de estrías, un material metálico de forma de luna cortante que se utiliza como arma de defensa personal en las fuerzas espaciales del planeta Kaelin, el origen de estos exploradores. El chico era alto y pálido, destacaban sus cabellos rojos y su mirada seria y azulada.

Su objetivo, un ser deforme que apareció misteriosamente en la estación estelar y atacó de forma indiscriminada a varias personas, levitaba ignorante de la posición de sus atacantes. Era una bestia blanca, con placas de hielo incrustadas en su espalda y unas fauces más grandes que su cuerpo.

Dos compañeros de Yumo salieron detrás de una compuerta disparando al ser sin contemplaciones. Las balas en forma de hoz rebotaron contra su sólida piel helada y rebotaron en todas direcciones, alguna que otra chocó contra los equipos electrónicos de la sala, creando un escenario de chispas y rayos poco amigables.

La bestia arremetió contra los tiradores invocando su instinto asesino, que se vio frustrado con el inminente golpe de Heros, el hombre-mastodonte que empuñaba un mazo XiX, que rompiendo una ventana situada encima de la compuerta, saltó dejando caer con toda su fuerza el arma contra la cara del monstruo.

El ser rebotó contra el suelo metálico y salió despedido dando tumbos en el aire, impactó contra una terminal de energía quedando atrapado entre un amasijo de cristales y descargas eléctricas. La electricidad de la corriente frió a la criatura dejándola más seca que una uva pasa.

Este hombre-bruto pertenece a la raza alienígena del planeta denominado "Sentinel" por los habitantes de Kaelin. Reciben este nombre porque sus residentes viven ofreciendo sus servicios como mercenarios a otros planetas, muchas veces actúan de guardianes de convois espaciales o estaciones de transporte/investigación, como en este caso.

- ¿Un Sentinel? ¿Quién lo ha contratado? - Preguntó Yumo.

- El gobernador Xyles, señor. - Respondió uno de los soldados.

- Ese metomentodo, no por favor. - Pensó para sí.

Xyles era un hombre de mucha importancia que estaba a cargo de las investigaciones científicas externas al planeta. Como principal financiador de los proyectos y representante legal del planeta, todo estaba bajo su super-visión y mandato. Tenía la tendencia de tomar medidas sin consultarlo con los demás al cargo de la investigación, por lo que tanto Yumo como la doctora Emany tenían constantes roces con él.

¿Qué era esa cosa y como se infiltró en las instalaciones, tienes alguna idea? - Le preguntó al Sentinel.

- Son Glóbulos Gelares, criaturas carroñeras que vagan por las galaxias comiendo las sobras de materia orgánica que encuentran dispersas o atacando a especies que habitan en asteroides y satélites. Aunque son propicios a atacar instalaciones fijas, no suelen llegar más lejos de la barrera exterior, es extraño que hayan llegado a las habitaciones interiores arrasando con todo.

- ¿Insinúas que alguien los has introducido aquí dentro a propósito? - Conjeturó el soldado.

- Eres rápido creando hipótesis, pero precipitado. Creo que esto no es más que una deficiencia clásica de la seguridad, como es costumbre en culturas poco bélicas como la vuestra.

- ¿Quieres ver como defiendo mi nave de toda especie intrusa? - Amenazó alzando su rifle apuntando al rostro del Sentinel.

El hombre gigante, que vestía una armadura tecnológica con tonalidades oscuras, arrebató el rifle a Yumo sin apenas esfuerzo y velocidad abrumadora.

- Si quieres hacerte el héroe ante tus hombrecitos mejor que te largues a las habitaciones adyacentes del primer nivel, allí siguen habiendo glóbulos destripando infelices. - Respondió con tono burlón mientras hacía el gesto de ofrecerle el rifle que le había cogido.

Yumo lo cogió de forma bruta, mostrando su ira y desprecio, y sin decir palabra 
al Sentinel, ordenó a los demás soldados de la sala que lo siguieran





Espectros de Sangre (3)

Yumo y sus hombres se apresuraron al campo de batalla donde las malditas bestias intrusas seguían atormentando las instalaciones de la estación.

Arremetió un duro puñetazo al botón de apertura de las compuertas y estas se abrieron de par en par dejando huir a una silenciosa oscuridad que invadía la sala.

El sistema de iluminación estaba desconectado y el soldado dio la orden de encender los dispositivos luz nanocrílita de sus rifles.

Horrorizados fueron expectantes de un terrible escenario donde los cuerpos destripados y desmembrados eran los protagonistas incesantes. La sangre cubría las paredes realizando dibujos abstractos, los muebles y mecanismos estaban totalmente destrozados, algunos de los hombres de Yumo sintieron nauseas al no poder aguantar la presión psicológica del paisaje.

- Joder... ¿Realmente estos monstruos son capaces de hacer algo así? - Dijo en voz alta uno de los soldados.

Yumo enfocó hacía unos cráteres anómalos que se encontraban en el techo de la sala, parecían hechos con una fuerza sobrenatural, tal cual el impacto de meteoritos pero no había indicios de combustión ni más desperfectos para corroborar esta teoría, además de que de las entrañas de los agujeros también emanaba oscuridad, lo que indicaba que el casco de la estación no había sido atravesado desde el exterior.

- Con que simples carroñeros galácticos ¿eh? - Dijo con tono molesto Yumo.

Me desperté con parte de mi cuerpo enterrado en la arena, el agua bañaba mi pecho y mi pelo parecía una planta acuática estirando sus raíces hacia la fuente líquida más próxima.

Me levanté con apenas fuerzas, sentía mi cuerpo magullado completamente, parece que esa extraña visión dando tumbos por las corrientes marinas no era del todo fantástica.

Examiné mi alrededor y contemplé una vergonzosa playa protegida por un acantilado amurallado, el cielo era de un azul extraño que no conocía, deformidades gaseosas de color blanco hacían tráfico en el, tal como los fenómenos atmosféricos de la Tierra...

Un momento ¿¡Estoy en la Tierra!?

Mis ropas estaban tan destrozadas como dolores sentía en mi cuerpo, decidí desgarrarlas para obtener mayor comodidad y movilidad. Comencé a caminar sin rumbo fijo, leyendo con mis ojos todo mi alrededor como un niño que descubre las formas de la naturaleza por primera vez.

- ¿Cómo he llegado aquí? ¿Porqué sigo viva? ¿Quién era aquel ser que hablaba en esa lengua extraña?

Tanta pregunta que saltaba en mi mente como pulgas sobre la carne fresca de un animal... No tenía ni tan siquiera acercamientos racionales para elaborar alguna hipótesis, solamente fantasías exageradas irrumpían mis conocimientos.

Acabo de pisar algo, un objeto negro y de forma rectangular. Un material resistente y liso, no parece ningún mineral y tiene dos elementos esféricos de color blanco en las dos caras. En la parte superior hay una cinta marrón que refleja los rayos del sol de esta constelación, si la toco con la yema de un dedo esta se desplaza como un río de corriente tranquila.

- ¿Se trata de algún artefacto elaborado por los seres psiónicos de este planeta?

De repente, una caja amarilla con una ventana de cristal líquido hizo acto de presencia delante mía. Era similar a los monitores de las máquinas de procesamiento de datos y seguridad de las instalaciones científicas.
Justo debajo de su base había otro aparato con una serie de botones ilegibles y una ranura.
Recordé el objeto rectangular que acababa de recoger de la arena, la lógica apenas hizo efecto para darme cuenta que las proporciones encajaban con la ranura del aparato. Decidí introducirlo a ver que ocurría.

El objeto fue aspirado con un sonido electrónico y la pantalla de la caja amarilla comenzó a emitir una luz blanca.

Unas letras rojas en lengua común de Kaelin fueron sucediéndose paulatinamente, una de tras de otra, formando palabras que conocía perfectamente.

- ¿Qué hay después de la muerte?

- ¿Realmente hay un principio y un fin?

- ¿Puede la palabra "existir" existir?

- ¿La vida es un sentimiento, o son los sentimientos los que hacen la vida?

Después de estas preguntas apareció unos segundos el dibujo de un objeto, parecía un fruto, apenas me dio tiempo a reconocerlo.

La caja amarilla desapareció haciendo el mismo efecto tras apagarse la secuencia de su pantalla.

- ¿Tengo que añadir más preguntas incontestables a mi cabeza?

Ya no se si sigo viva o estoy soñando una fantasía sin sentido, mi mente comienza a estar demasiado cansada para razonar...

Los cielos se abrieron formando un embudo y una tormenta comenzó a descargar sus rayos, las nubes tornaron a la oscuridad y el mar comenzó a agitarse.

- ¿¡Qué es lo que vendrá ahora!?





Espectros de Sangre (fin)

Habían pasado ya varias horas desde que Yumo organizara la limpieza de los cadáveres de la sala.

- ¿Encontrasteis alguna pista? - Preguntó a uno de los científicos.

- Los cuerpos presentan desgarros profundos y mordeduras, hemos comprobado las marcas comparándolas con la mandíbula del Globulo pero no coinciden, lo que haya hecho esto era 3 veces más grande y más fuerte. - Respondió.

Yumo no dijo nada y se marcho de la morgue, se dirigió hacía la habitación de los hechos para conversar con los ingenieros que estaban reparando los cráteres del techo.
Cuatro hombres con trajes robóticos estaban soldando el metal con micro-láser sujetados por arneses levitadores de energía anti-gravitacional.

Les hizo una pregunta similar que a los científicos de la morgue y estos respondieron:

- El metal estaba fundido, señor. No estaba roto por fuerza bruta ni perforado con ningún tipo de herramienta, es como si un ácido realizase una esfera circular perfecta para disolver las partículas atómicas.

- ¿Y el casco externo? - Preguntó el soldado.

- Todavía no lo hemos comprobado, señor. - Respondió con gesto de duda.

Yumo se equipó con uno de los arneses y subió atravesando una de las perturbaciones de la chapa del techo, tal como describía el ingeniero parecía una esfera perfecta por la que cabía dos Sentinels sin problemas.
Llegó hasta el casco y deslizó su mano para comprobar alguna perturbación.

A su sorpresa, un área del casco se deshizo en polvo tras pasar sus dedos, creando un vació absorbente hacia el espacio exterior. Su cuerpo fue aspirado con la fragilidad de una hoja a pesar de la fuerza de los arneses que lo sujetaban, cayendo en el espacio sin gravedad y sin oxígeno para alimentar sus pulmones, los cuales empezaban a ahogarse.

Los ingenieros dieron la alarma de fugas críticas y sellaron el boquete con una plancha de emergencia, sin enterarse de que Yumo había sido aspirado. Después de pasar el peligro se preguntaban sobre su paradero y avisaron a las fuerzas de seguridad de la estación.

Mientras tanto, Yumo daba vueltas en el espacio infinito, aguantando como podía las pocas reservas de oxígeno sin esperanzas hasta que de repente un ser alienígena, parecido a un dragón rojo, se abalanzó sobre él y lo devoró con sus fauces dejando un rastro levitante de sangre y trozos de carne[...]

Un huracán se formó en el núcleo de la alteración atmosférica y de el salió lo que parecía un rostro humano con las formas del viento.
Comenzó a hablar en la lengua extraña que había oído en la estación, al principio no lo comprendía pero al poco rato sus palabras se traducían en mi cabeza, como si esa lengua fuera tan familiar como mi pelo y la piel.

Yo estaba sentada en una roca con las piernas contraídas mientras mis brazos las rodeaban formando un ovillo, penas levantaba la cabeza para oír sus palabras que me envolvían con el viento.

"El odio abre el camino a la verdad,
la vida se crea,
se transforma para la batalla,
y se destruye.

Todo es alterable por el rencor,
la sangre alimenta la sabiduría,
la muerte otorga experiencia,
la nada lo posee."

El rostro se disolvió entre los giros incesantes del huracán y este desapareció de golpe al igual que la oscuridad de las nubes que lo engendraban.

Mi cuerpo me dolía, me vi los brazos con las venas hinchadas y de mis ojos emanaba un hilo de sangre que recorría mi rostro de forma continua. Me encontraba indignada con nada, enfadada con lo desconocido y con ansia de destruir cualquier cosa que tuviese aliento. Esta sensación se volvió insoportable hasta que perdí el control y desboqué mi ira contra la arena, descargando mis puños a la vez que la voz irritada salía de mi garganta.

Al cabo de unos minutos de lucha absurda contra la superficie arenosa, me di cuenta de que había excavado un agujero tan hondo que me había quedado atrapada. Paré en seco y me quedé de rodillas sin fuerzas, pero inexplicablemente como todo lo que estaba aconteciendo, la arena siguió apartándose sola hasta que se abrió un abismo oscuro y mi cuerpo se precipitó por él.

Al rato seguía de rodillas de nuevo, pero en una colina de hierba fresca y verde, levanté la vista y a lo lejos se levantaba una edificación Xaelin. La típica base militar de exploración planetaria. Levanté todavía más la mirada, hasta el cielo, y este ahora era morado. Ya no estaba en la Tierra.

¿Sigo dentro de un sueño fantástico o estoy realmente aquí?

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