viernes, 4 de marzo de 2016

Las 10 sagas más sobrevaloradas según criterio neriano.

Siempre que hago una entrada nueva pongo juegos que me molan, me gustan o que estoy esperando porque el hype me estruja los huevos. Hoy quiero variar un poco esta tónica así que os traigo un artículo donde expondré una lista en orden de menor a mayor fiasco, con aquellas sagas que, por diversas razones, han logrado ser populares y atractivas para la sociedad gamérfila pero que para mí, carecen de ningún aliciente para ser tan valoradas o que directamente no son afines a mis gustos.

La mayoría de las franquicias aquí presentes la considero buenas analizándolas con la mente fría. Soy consciente que esta lista puede levantar muchas heridas en los lectores, pero sabed que al fin de cuentas, es una opinión meramente subjetiva en la que no hablaré de axiomas ni hechos incontestables, tan solo explicaré el porqué de mi desagrado con cada una y espero que lo aceptéis.

Número 10 - The Legend Of Zelda


Link, el héroe mudito portador del fragmento del valor de la Tri-Fuerza, ha pasado por muchos juegos haciendo delicias a jugadores de todas las esquinas del mundo. Su historia, sus mecánicas, sus planteamientos y su gracia artística son los elementos que cautivan a muchos, pero... ¿Qué pasa conmigo?

Puede ser que haya varios elementos que influyesen negativamente en mi apreciación por Zelda. El primero fue no haber tocado la saga hasta Nintendo 64, una época donde estaba absorbido completamente por Playstation y sus juegos con propuestas más narrativas y visuales como lo eran Final Fantasy o Metal Gear. Segundo, nunca me llamó la atención el diseño artístico de la franquicia (cosa que cambió con Twilight Princess) con ese incapié al colorismo y a la estética infantilesca.  Por otro, mi costumbre a degustar historias mediante cinemáticas o diálogos supuso una barrera para disfrutar de las historias de los Zeldas, las cuales soy consciente de que son muy buenas, pero que no me atraían por volcarse más en el tema de la jugabilidad propia que en narrarnos una historia con secuencias y de forma pausada (algo que ahora, en cambio, valoro mucho). Por último, los puzzles, actividad que nunca me ha gustado y que por desgracia, son santo y seña de los templos, también fueron parte del condicionante de mi indiferencia hacia el confort de la saga.

Aun así, la serie tiene títulos que me han encantado, algunos como en Ocarine Of Time atesoro momentos que me hicieron disfrutar muchísimo, otros títulos ya los tengo en un pedestal sin apenas quitarle defectos, como en el caso de Twilight Princess. Y es por esto que Zelda, aunque aparezca en esta lista, lo hace en el puesto más bajo porque esto es más bien una relación de te ignoro/te quiero que se ha ido suavizando con los años.

Número 9 - Final Fantasy



No deja de ser un evento conmocionante el que una de mis franquicias favoritas esté en el top de sagas que más considero sobrevaloradas. Pero no es nada más lejos de la realidad.

Final Fantasy es una saga longeva con muchos juegos a sus espaldas, la mayoría con un talento enorme contenido en sus cartuchos o discos y que merecen todos los respetos y méritos del mundo. La cosa se tuerce llegando a 2006 con la salida de su decimosegundo juego, un título que rompía con todo lo que hacía grandes a sus antecesores (mundos inmensos, combates profundos, cierta libertad de juego, historias cautivadoras, personajes bien construidos...) para ser un intento descafeinado de un W-RPG que que no aportaba nada relevante al jugador, cosa que se agravó con FFXIII transparentando todavía más estos elementos hasta convertirlo casi en una novela visual sin más.

Muchos de los fans de FF siguen alabando al día de hoy la saga como una inquisición que castiga toda crítica que atente contra ella, no son capaces de ver la negrura que la baña y la siguen defendiendo como si fuesen juegos de una calidad genuina y original. Sumado a ellos, están los fans nuevos que se subieron al carro tras este título motivados por su simpleza y su potencia gráfica, seguidores como ovejas de una compañía que los alimenta con alpiste mediocre solo para contentar su necesidad de fanservice, sin tan siquiera molestarse en pararse a analizar las cosas con ojo crítico.

Final Fantasy la llevo y siempre la llevaré en el corazón, me ha regalado muchos buenos momentos al mando de una videoconsola, pero con la política actual de Square-Enix de exprimir las carteras de sus seguidores con juegos faltos de sustancia no hay amor que valga. Por esto y por sus fans, Final Fantasy entra en mi lista de sagas más sobrevaloradas de la industria.


Número 8 - Diablo


Diablo, Diablo, Diablo... La de disgustos y mala hostia que me diste de jovenzuelo. Corría el año 1996 cuando Diablo desembarcó en mi casa, lo hacía en forma de regalo de cumpleaños y por aquel entonces todo lo que fuese un videojuego me creaba una sonrisa de oreja a oreja.

Lamentablemente lo que me encontré con Diablo no fue si no uno de mis primeros disgustos y afloramientos de hate con los videojuegos. Lo primero que me repugnó fue la cámara, era quizás el primer juego que probaba con en este tipo de cámara aérea y no fue una experiencia magnífica que se diga, puesto que todos los elementos se veían con menos detalles y no te dejaba meterte en el contexto de una forma tan personal como bien conseguían las perspectivas de la primera y tercera persona. Tas este encontronazo con la cámara, Blizzard me mostraba un juego asquerosamente feo y burdo para su época, con una jugabilidad simple y más aburrida "mata-mata" que un dictado de gramática. Aún por encima, estaba salpicado de fallos en el diseño que me horripilaban, como el inventario tan reducido e ilógico.

Más tarde intentaría redimirme con Diablo II pero el disgusto fue todavía mayor. Misma falta de gusto por lo gráfico, misma jugabilidad mata-mata simple, otra experiencia burda y aburrida... Aunque no le voy a negar que mejoró mucho en la historia y presentó unos mapas más interesantes, por absurdos y mal recreados que estos estuviesen con su tecnología precaria procedural.

No sería hasta Diablo III cuando cogería el gustillo, aunque con algunas reservas, puesto que esa sensación de monotonía seguía presente pese a que tardase en aparecer a diferencia con los dos títulos anteriores.

Qué quede claro, no, no odio a Diablo, pero para mi baremo de gustos, es una saga que jamás entenderé que le ven de atractivo para reunir semejante masificación de jugadores farmeando equipo día sí y día también como si les fuese la vida en ello. Mi incomprensión de este y los otros hechos me empujó a meterlo en la lista.


Número 7 - Call Of Duty


Activision, la Reina Madre de grandes joyas como Tony Hawk's o la citada aquí presente, descubrió que el olor del dinero es muy embriagador, tanto, que su adictiva propuesta de tiros de la II Guerra Mundial acabó por convertirse en un producto de re-venta anual con menos contenido y jugabilidad que las canicas.

CoD no empezó siendo ya un vendemasas poco inspirado. Nació como el competidor de Medal Of Honor en el campo de los shooters y consiguió robarle el puesto por méritos propios. Pero no quiso quedarse ahí si no aspirar a un espectro económico mayor introduciéndose en el mundillo de la guerra moderna y simplifcando las tornas, de forma que hasta tu querido compañero Ralph pudiese coger el mando para sentirse un Rambo todopoderoso en el campo de batalla.

Call Of Duty es la antítesis de lo que un buen videojuego debería ser. No ofrece contenido variado ni largo para el precio con el que se vende, no es complejo, artisticamente y graficamente es una fotocopia el CoD actual del anterior, metiendo minijuegos fanservice innecesarios como el Modo Zombies o moldeando su modo online a un concepto repetitivo y carente de desafío... ¿Y porqué todo el mundo lo adora? Por su simplicidad y comodidad, por ende, entre los jugadores veteranos no es que goce de buena reputación, si no más bien que es un producto pensado para las grandes masas que no son plurijugadoras.

El videojuego que más pasta y gente mueve del mercado es a la par uno de los más vagos jamás concebidos, justificación más que suficiente para aparecer aquí ¿No?

Número 6 - God Of War


El género de los Hack & Slash es joven y puede pecar de intentar crecer sin unas pautas o reglas que lo lleven a no caer en la corrupción que salpica a otros estilo de juego. Existe entre sus exponentes uno en particular que se la pega por intentar ser más de lo que realmente es, uno muy querido por la comunidad gamérfila y bien conocido por todos, God Of War.

Kratos es un espartano duro y bestia que haría babarse al mayor de los del fans del estilo GAR: musculoso, mala hostia, salvaje, poderoso... Además esta fuerza se ve representada por un entorno audiovisual que quita el hipo en la mayoría de sus aventuras.

Entonces... ¿Cuál es el problema?

Para mí no hay uno sino dos. El problema número 1 es la ambientación. Me encanta todo lo grecoromano y más si lo mezclan con su mitología, pero la visión que se da en GoW es muy banal. Se utiliza como un pretexto muy secundario, muy alejado de lo historicamente correcto y peca de ser demasiado fantasioso incluso para la mitología, llegando al punto que me da la sensación que estamos ante un universo paralelo con salpicaduras del arte griego y algunos de sus monstruos mitológicos para que demos gracias.

El segundo problema es la jugabilidad. Llevo curtiéndome en el género desde que nació y he disfrutado los combos de Devil May Cry y Ninja Gaiden entre otros, por eso cuando llegué a GoW su simpleza combera me dejó muy muy frío. Me esperaba más, mucho más, algo más técnico producto de mis dedos y no una potencia de efectos, luces y sangre pulsando sencillas combinaciones con Cuadrado.

Para mí GoW es un juego que le pierde el impacto visual en detrimento de lo más importante de un H&S: su apuesta jugable y por ello tiene plaza asegurada en esta lista.


Número 5 - League Of Legends.



Dejando a un lado mis afrentas personales contra este juego. Me ceñiré en las cosas que hace que lo considere uno de los productos más sobrevalorados y desagradables del panorama videojueguil.

La comunidad: Jamás en mi vida me encontré con una comunidad online tan rastrera, maleducada, mala perdedora y antipática como en este juego. Una propuesta volcada al 100% en el online hace de su comunidad un músculo fuerte ¿De qué sirve si esta es un conglomerado de gente que busca el beneficio individual en un juego de cooperación por equipos?

Su tecnología: Actualmente es los MOBAS más cutres en este sentido. Se ha quedado atrás tanto en lo visual como en lo tecnológico frente a otros del género como Heroes Of The Storm, DOTA 2 o incluso algunos que están por llegar como Parangón. Además, como le pasa a Diablo, no me agradan demasiado las cámaras de perspectiva cenital.

Su rutina: Mismos mapas, mismos modos de juego, mismas builds, mismas skills... Un juego anclado en su paradigma que solo se molesta en cambiar ligeramente en el tiempo y que para algunos como yo, se acaba volviendo repetitivo.

Viendo la cantidad de alternativas atractivas que ofrece el mercado me extraña que la gente siga anclada por el prejuicio de la comodidad en este condenado título, no sabía bien en que puesto ponerlo pero siendo justos y aplacando mi hate personal contra él, se queda ni más ni menos que en el medio.


Número 4 - Kingdom Hearts


Qué puedo decir de este subproducto nacido entre un acuerdo de Disney y Square-Enix. Mezclar lo que fue para mí FF en sus buenos tiempos con un monstruo como Dinsey no tiene perdón de Dios.

No solo me asquea el hecho de que Disney infecte la magia de Final Fantasy, si no que además, como juego fracasa en todos los campos a la hora de hacerle un análisis exhaustivo, lo que lleva a exasperarme una barbaridad. El estilo gráfico, con la dote de Nomura más colorida y desenfadada no me agradó, el sistema de combate Action-RPG tampoco, su OST considero que es de los trabajos más humildes de Yoko Shimomura (que la sigo teniendo como buena, ojo)... ¿Y su historia? Mejor ya no digo nada con tanto tópico de shonen rancio de turno... Por no decir la sosez y anti-carisma de sus personajes.

Para mí no deja de ser un bocadillo fanservice para los fans de S-E y Disney que amen estas dos compañías por igual. Quizás si omitiésemos el sello tan influente de Disney en el juego podría haberle perdonado muchas de sus fallos. Me tomo este experimento como una afrenta personal y por ello se va para el cuarto puesto de la lista, pues no hay cosa que más joda en el mundo jugabilístico a un fan que ver como prostituyen una de sus sagas más queridas crossoverándola con algo que no tiene ni pies ni cabeza.


Número 3 - Baldur's Gate & Dragon's Age


Hubo un tiempo que el rol occidental vivió su época dorada. Un tiempo donde un juego de rol era sinónimo de sumergirte en un mundo alternativo a la realidad donde podrías perder miles de horas sin sentir un ápice de aburrimiento.

Esta época surgió del esfuerzo de muchas compañías entre las que destaca Bioware, padre de Baldur's Gate entre otros.

Qué tengo yo en contra de estas sus obras... Pues veamos.

El primer punto que queda claro y es la cámara, ya os ha quedado grabado que yo y las cámaras cenitales no nos llevamos bien. El resto podemos resumirlo en desavenencias que parten todas del mismo problema: El desorden.

Baldur's Gate y demás juegos de Bioware pecan, para mí, de ser desordenados en elementos de suma importancia como lo son la presentación de inventarios, HUD de batallas o la navegación en sí de los menús de los juegos. Por otra parte, este desorden se palpa en la falta de tutoriales, el desconocimiento de la sencillez y la total dejadez por el concepto de la comodidad que vemos en cada esquina. Solo el hecho de los combates, complicados innecesariamente hasta decir basta por un HUD difícil de comprender y de seguir pasando por una estructura mal planteada de las contiendas donde la estrategia solo es óptima si pausamos la acción, rompiendo con el ritmo del juego una barbaridad.
Sin duda, mi incapacidad para conectar con estas pautas viene de que cogí estos juegos tardíamente con la costumbre del género J-RPG bajo el brazo. Posiblemente de tocarlos en su día habría encontrado algún tipo de sentido en este desorden.

Dragon Age peca de lo mismo, pese a jugarse en tercera persona, contando además con un problema a mayores, las conversaciones. Es gracioso porque justamente es de los elementos que más disfruto en un juego de rol, pero precisamente con Origins quedé harto de tener conversaciones cada dos por tres, muchas de ellas que podían haberse omitido al aportar tonterías o de simplemente querer batallar para no romperme la cabeza y tener que encontrarme horas de darle a la lengua para desenvolver una trabajada pero sopesada historia.

Suerte que Bioware ha ido aprendiendo con los años y supo ponerse al día, se puede decir que Mass Effect rompe con todo esto y se ha convertido en la primera saga de la compañía que sí me ha gustado.

Baldur's Gate se le considera "El primero", el grande que trajo al rol a una época de sueños y alegrías. Dragon's Age supuso el renacimiento de un estudio que llevaba varios años muerto y que trajo de nuevo al podio el arte rolero occidental. Como yo no casé con ninguna de esas propuestas y se les dio, tanto, tanto bombo y platillo por doquier, se vienen al segundo puesto de la lista, porque de que sirven que inventen la Panacea si tu enfermedad no la cura.

Número 2 - Las Aventuras Gráficas de David Cage



Si algo me caracterizaba como jugador en mis tiempos mozos era mi clara indiferencia hacia el género de las aventuras gráficas. Siempre busqué en este arte un método de entretenimiento que me hiciese ser activo, partícipe de forma frenética, palpable, que realmente mi impacto en la atmósfera del programa no fuese solo una decisión meditada o una orden alejada del espectro del cuerpo del protagonista.

Las aventuras gráficas de antaño eran la contradicción de esta idea y por eso me mantuve alejado de ellas, no obstante, la evolución de la industria con los años dotó al género de una fuerte inmersión gracias a la tecnología 3D recayendo, como en otros géneros, el peso del jugador directamente en el control de nuestro avatar. Estudios como Telltale trabajan de forma encomiable esta idea aún a espesas de relegar la importancia de la interacción a un segundo plano.

La desgracia se torna cuando una persona muy influyente en la industria equivoca el concepto de novela visual y aventura gráfica con el cine. Ese ser, denominado David Cage, es un magnifico director, con un conocimiento de los planos y la tensión cinematográfica excelente, pero que en sí no tiene ni puta idea de crear un videojuego. Sus obras más actuales (Heavy Rain y Beyond Two Souls) no dejan de ser películas de un realismo gráfico que nos deja anodadados pero que no saben introducir el protagonismo al jugador adecuadamente, relegando nuestra acción a estúpidos QTE en momentos innecesarios y a breves tramos de exploración que parecen un tutorial de como cruzar un paso de cebra.

Es una pena enorme que este creativo tirase su talento por la borda después del excelentísimo Farenheit, puesto que fue quién inicio la idea de que el jugador debería encarnar de nuevo a su avatar sin obviar la interacción, la moldeabilidad de la trama y las mecánicas detectivescas en un conjunto grande, largo y cambiante.

Por denigrar las aventuras gráficas al cine interactivo simplón y escupir a la grandeza de Farenheit, la obra de David Cage entra de lleno al segundo puesto de mi lista.


Número 1 - Uncharted


Jejejeje me río por no llorar... Este sea quizás el juego con el que más disputas, discusiones y hostias verbales me he dado en mis historia como forero de videojuegos. Para entender mi "hate" con esta franquicia debemos repasar algunas cosillas.

Para empezar, una de las sagas que invertí bastantes horas en mi infancia/adolescencia fue Tomb Raider. Cierto es que nunca fue santo de mi devoción pero eran los clásicos juegos que te entretenían y aportaban algo de frescura en tu catálogo. Proponían un contexto rara vez visto en un videojuego, unas mecánicas complejas y bastante interesantes... Vamos, que en definitiva eran juegos que sudaban de su propia personalidad te gustasen o no.

En el caso de Uncharted se entremezclan muchos factores que hacen que se me hinche la vena. El más general se centra en que se ha convertido en la saga insignia de Sony, una editora que años atrás contaba con un ejército de exclusivos para parar todos los trenes del mundo, malo sería que fueses un rarito con un gusto estrafalario y no encontrases un juego en sus sistemas que no te llamase la atención. Ahora, Uncharted marca el molde que los juegos tienen que seguir, es el filtro de usuarios a una marca que antes fardaba de heterogeneidad y que ahora nos quiere a todos curtidos como ovejas, con los mismos gustos, que desarrollemos la misma empatía por los juegos y que demostremos interés por propuestas que destacan audiovisualmente pero que son almas vacías por dentro.

Uncharted plastificó todo eso como un dogma mostrando un precinto bonito de gráficos hiperrealistas que rivalizan con el film más llamativo de hollywood en cuanto a espectáculo y narración, pero que no sabe defenderse en su interior sin copiar las mecánicas punteras de los títulos más vendidos de la generación e incluso atreviéndose a simplificar otras tantas para que el público más perezoso no ponga pegas a la hora de estirar la mano en dirección al mando de la consola.

Pasando ya a un plano más superfical, su pecado se expande al concepto de las plataformas, simplificándolas para que sintamos esta asincronía de jugador-acción que critiqué en la obras de Cage. Por otra parte, la ambientación nos sumerge en una discutible epopeya de caza-tesoros que intenta imitar sin gracia al gran Indiana Jones y darle un lavado (erróneo) a la visión laracroftoriana del género plataformero.

La putada es que lo fácil y bonito vende mucho y lo que vende mucho es quien impone la reglas en un mercado cada vez más cosificado como es el de los videojuegos. Por lo tanto, el que fue su padre espiritual y que en su día tanto me entretuvo (Tomb Raider) ha terminado por copiarle a él. Para que veáis como están las cosas.

En resumidas cuentas, Uncharted ha entrado en podio absoluto de mi lista porque es para mí lo que para el mundo fue un dictador tiránico como Hitler. Un líder maligno que trae al mundo a su destrucción pero que se presenta tan bonito y tan bien que todos le siguen.

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